jueves, 28 de abril de 2011

miércoles, 20 de abril de 2011

How to talk to the deaf?

Entonces llegué a lo alto de la montaña, a la cima que tanto tiempo deseé alcanzar. Pero cuando ansiaba llegar a ese punto, no era consciente de lo que habría al otro lado, un amplio abanico de posibilidades, claramente. Quizás hubiese sido mejor no descubrir lo que había, y quedarme en algún punto del ascenso; mantenerse en pie en la cima, ya era una de las cosas que antes daba por imposible. Pero yo, me esperaba un retroceso, bajar por donde había subido. En cambio, una mano invisible me empujó, haciendo que cayera en picado por un vacío incomprensible. Aún estoy bajando, sin darme cuenta de lo que está pasando, pero todavía no veo el final, y eso significa que aún podemos salvarlo.

sábado, 9 de abril de 2011

:)

http://www.laspeliculasdemoccia.es/es/concurso/relatos/y-esto-solo-es-una-forma-de-demostrarlo/c6r142/ (votad aquí)

Perdona, pero quiero casarme contigo porque te amo. Te amo porque me gustas, porque me gusta tu forma de hablar, tu forma de reír, tu forma de mirarme cada mañana, tu forma de sonreír, tu forma de vivir cada día como si fuese el último y sobre todo me encanta tu forma de amar. No sé si tienes el mismo deseo que yo, pasar toda mi vida junto a ti, despertarme cada mañana enlazada en tus brazos, sentir cada uno de tus besos como si nada más importase, enamorarte de nuevo cada día. Y estamos aquí, sentados en la roca donde nos besamos por primera vez, ¿Recuerdas aquel instante? Yo nunca lo olvidaré. Y desde ese momento, supe que te quería, supe que nunca nadie logrará ocupar tanto espacio en mi corazón como tú, supe también, que un día, cómo hoy, te diría estas palabras. No quiero una boda con una lista interminable de invitados, con un enorme banquete y unos elegantes vestidos, yo lo que quiero es casarme contigo. Y a lo que me refiero cuando digo que quiero casarme contigo, es a que quiero que de alguna forma, me prometas que lo nuestro no es una historia más, que no vas a tener ojos para ninguna otra mujer, que me amarás para siempre, y siempre, es mucho, mucho tiempo. Con esto, te dejo claro que me da igual lo que piensen, que todos aquellos que no apostaron por nosotros, tendrán que callarse la boca, que quienes decían que teníamos una relación inmadura, se morirán de la envidia. Porque estoy segura, de que nadie en este mundo, siente lo que yo siento, te ama como yo te amo, y desea con tantas fuerzas como yo, seguir escuchando tu risa. Te quiero. Y, por favor, recuérdame que tu a mi también.

lunes, 4 de abril de 2011

Una historia para no olvidar

Mientras atravesaba el largo pasillo de mi nuevo instituto, pensé en lo difícil que sería acostumbrarme a un nuevo lugar. Era la cuarta vez que cambiaba de instituto en solo tres años. No esperaba hacer muchos amigos, sólo terminar el bachillerato y poder independizarme para no tener que sufrir las duras mudanzas a las que me obligaban mis padres.
Abrí mi taquilla y coloqué dentro la montaña de libros y libretas, que llevaba cargando desde casa. Cogí el material que necesitaría para las dos primeras clases y salí en busca del despacho de la directora. Cuando llegué a la recepción me encontré con un único sofá. En el, un muchacho alto daba vueltas a un pitillo con los dedos de su mano. Cuando me vio, se colocó el cigarrillo detrás de la oreja y se apartó, dejando que yo me sentase a su lado.
Comenzamos a charlar y descubrimos que teníamos muchas cosas en común. Ambos éramos seguidores de Paulo Coelho, detestábamos las matemáticas y soñábamos con un mundo más junto en el que la religión, la economía o el gobierno no controlasen nuestras vidas.
En pocas semanas comenzamos a salir. Íbamos juntos a todas partes. Nunca estábamos separados, incluso llegó a cambiar su horario para que nuestras clases pudiesen coincidir. Dejó de ver a sus amigos y yo, a los pocos que había hecho durante el primer mes. Lo que al principio era un romance se convirtió en una locura.
Un mañana de invierno, mientras que atravesaba el pasillo a toda prisa para llegar a mi clase de literatura, tropecé con uno de mis compañeros de laboratorio y todos mis apuntes se cayeron al suelo. Juntos los recogimos y cuando estábamos a punto de despedirnos él llegó y golpeó a mi compañero contra la pared, yo intenté detenerlo pero me empujó tan fuerte que caí al suelo golpeándome contra la esquina de la ventana.
Cuando me desperté, estaba en una camilla en el hospital. Mi padre estaba a mi lado bebiendo una taza de café con leche. Me incorporé y deslicé mis dedos suavemente sobre mi ceja. Una brecha de seis puntos se extendía desde la nariz hasta el final del ojo derecho. Él me había roto la ceja.
Cuando volví al instituto todos me miraban asustados. Me encontré con él en la clase de Tecnología. Me pidió disculpas e hizo como si nada hubiese ocurrido. Yo, enormemente dolida, hice lo mismo, ya que en aquel momento le necesitaba demasiado.
Nada volvió a ocurrir, hasta que el 28 de Febrero, mientras comentaba con uno de sus amigos el trabajo de historia, me cogió y me golpeó tan fuerte que pasé cuatro meses en coma en el hospital de la ciudad. En el juicio, él, atestiguó que estaba borracho y yo que ya no le quería.
Pensando que me dejaría finalmente en paz, tras tener que pagar una multa para librarse de una condena, la cosa fue a peor. Era julio, yo caminaba con mi primo hacia la playa, y cuando estábamos cruzando nos intentó atropellar. No fue nada grave, por suerte, solo me llevé un golpe en la pierna, estaba desesperada no sabía qué hacer, no sabía cómo enfrentarme a tal situación, tenía miedo, mucho miedo, y me sentía débil, inútil. Recibí llamadas, mensajes acosadores, que  me amenazaban, y finalmente quedamos. Nos reunimos en una cafetería, todo fue bien. Hablamos largo y tendido, y quedamos como amigos. No sé porqué le perdoné, volvimos a salir. Yo le quería, a pesar de lo que me hacía y de cómo me trataba. Pero pronto me abrieron los ojos, él no me ayudaba con nada, yo tenía que cargar con sus cosas, hacer los recados, incluso a veces me llevaba a su piso para que le limpiara la ropa. Cuando dormíamos juntos, y se emborrachaba me pegaba, con el cinturón o con sus propios puños. Y fue entonces cuando me ayudaron a denunciar mi situación, cuando protesté, cuando vi el ego de aquel hombre. Ahora está visitando al psicólogo, yo tengo novio. Un novio que me quiere y me valora como mujer.   

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Caminaba sin saber a donde iba. Todo estaba borroso, una pareja en medio de una multitud de gente bailando, caminaba en busca del baño. La empujaron y resbaló, el suelo estaba mojado, olía a alcohol, y después, ¿qué habrá pasado después? Se despertó en una habitación, las paredes eran de color beige, y las sábanas que la tapaban tenían dibujadas unas perfectas mariposas. Era una habitación muy amplía, todo perfectamente ordenado, en un primer momento pensó que sería un hotel, pero las fotografías de unas personas, para ella todavía desconocidas la sacaron de esa idea. Estaba sola en la habitación, tras las cortinas un enorme ventanal permitía ver toda la ciudad, y al fondo la montaña. Era uno de los altos edificios de la avenida que estaba unas manzandas más allá de la casa de su abuela, siempre quiso entrar en uno de ellos. Los rumores decían que en estos sólo habitaban famosos o personas con un cargo relevante. Se dio cuenta de que llevaba una camisa a rayas, que le quedaba un poco grande, nada que ver con el vestido que la noche anterior llevaba, y de sus tacones, tampoco había rastro. No sabía que hacer, donde estaba, ni como avisar a la gente que la había llevado hasta allí de que estaba despierta. Husmeó un poco por la habitación y finalmente, abrió la puerta y se la encontró. Delante de ella, impetuosa, delante de ella, estaba la muerte.

S.

Y a veces, sólo te puede dar... ASCO.