lunes, 4 de abril de 2011

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Caminaba sin saber a donde iba. Todo estaba borroso, una pareja en medio de una multitud de gente bailando, caminaba en busca del baño. La empujaron y resbaló, el suelo estaba mojado, olía a alcohol, y después, ¿qué habrá pasado después? Se despertó en una habitación, las paredes eran de color beige, y las sábanas que la tapaban tenían dibujadas unas perfectas mariposas. Era una habitación muy amplía, todo perfectamente ordenado, en un primer momento pensó que sería un hotel, pero las fotografías de unas personas, para ella todavía desconocidas la sacaron de esa idea. Estaba sola en la habitación, tras las cortinas un enorme ventanal permitía ver toda la ciudad, y al fondo la montaña. Era uno de los altos edificios de la avenida que estaba unas manzandas más allá de la casa de su abuela, siempre quiso entrar en uno de ellos. Los rumores decían que en estos sólo habitaban famosos o personas con un cargo relevante. Se dio cuenta de que llevaba una camisa a rayas, que le quedaba un poco grande, nada que ver con el vestido que la noche anterior llevaba, y de sus tacones, tampoco había rastro. No sabía que hacer, donde estaba, ni como avisar a la gente que la había llevado hasta allí de que estaba despierta. Husmeó un poco por la habitación y finalmente, abrió la puerta y se la encontró. Delante de ella, impetuosa, delante de ella, estaba la muerte.

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